Pedagogía teatral en la sociedad digital
La pandemia del Covid-19 ha venido para quedarse. Ante esta situación tenemos la obligación de repensar la pedagogía teatral, es decir, cómo vamos a enseñar las artes escénicas en los centros de enseñanza formal y no formal, utilizando los instrumentos de Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) del s. XXI. Aunque no tenemos la suficiente distancia para analizar en profundidad cuál va a ser el futuro de la pedagogía teatral tenemos la obligación de diseñar nuevas estrategias e imaginar cuáles serán los escenarios en que estas se deberán desarrollar. En este nuevo tiempo habrá que considerar cuáles serán los contenidos de las enseñanzas de las artes escénicas, puesto que todos los valores de presencialidad, interacción y proxémica, que las caracterizaban, tendrán que ser revisados debido a la aplicación de los protocolos sanitarios en los centros educativos. En segundo lugar, habrá que replantearse una nueva metodología basada en el aprendizaje y la comunicación con artefactos digitales, de los que intentaremos hablar a continuación. En tercer lugar, deberemos redefinir la función de los agentes que intervienen en el acto pedagógico: el profesorado, el alumnado y la función del inconsciente en el aprendizaje (Acaso, M. 2017).
Este nuevo escenario educativo de la pedagogía en Artes Escénicas será el tema de la charla virtual y el diálogo pedagógico entre Ester Trozzo Universidad de UNCUYO, Argentina) y Tomás Motos (director del Máster en Teatro Aplicado de la Universidad de Valencia) moderado por Claudio Pansera (Asociación Civil Artes Escénicas) sobre el tema siguiente:
¿Qué puede cambiar en la pedagogía artística post pandemia?
Para participar en ella podéis solicitarlo en el siguiente correo: gestionarculturapublica@gmail.com
A día de hoy, nadie duda ya del potencial comunicativo y educativo de las tecnologías de la información y la comunicación y de las redes sociales, pero no podemos olvidar que tienen también un lado oscuro, en la medida que agrandan la brecha digital y social. El alumnado de clases sociales desfavorecidas no podrá acceder al capital cultural que estas proporcionan, puesto que no disponen ni de dispositivos electrónicos potentes y adecuados, ni de la necesarias modelización por parte de los familiares, no solo para saber utilizarlas si no para salvaguardar la propia identidad digital. E incluso, a veces ni tan siquiera de acceso a la Wi-Fi de calidad. Todo ello nos llevará a una sociedad más injusta en la que la escuela difícilmente podrá ejercer su labor de ascensor a social ni de defensa de los derechos digitales de los ciudadanos.
Somos conscientes de que los actores y actrices profesionales han de poder vender sus productos artísticos y pedagógicos también en un mundo digital. Pero, junto a esto, es necesario que existan algunos de ellos con conciencia de clase. Porque, en el ámbito de la pedagogía teatral, no solo se trata de crear un producto y ganar dinero, sino de ofrecer un servicio público. Los productos que ofrezcamos a los jóvenes en épocas de confinamiento deben adaptarse al mundo virtual y estar planteados en forma de retos. Para el alumnado trabajar en el ciberespacio no es ningún impedimento puesto que para ellos lo virtual también es lo real. Lo que sí que es una traba es el aburrimiento.
Una vez que tengamos claro que los docentes en pedagogía teatral tienen que dominar la comunicación digital para poder establecer un contacto directo con el alumnado, podemos identificar tres momentos claves en este proceso. En primer lugar, antes de la comunicación digital con nuestro alumnado tenemos que crear una masa crítica de usuarios de contenidos teatrales en la red (ved por ejemplo los grupos de Telegram de teatro en educación en España o las plataformas de nodos en Argentina). Además habrá que identificar y visibilizar la blogósfera teatral, así como los creadores de contenido en las redes sociales, crear claustros virtuales de reflexión y espacios donde compartir buenas prácticas. Otro elemento fundamental son a las personas “nodo” expertas en cada uno de los aspectos principales de la pedagogía teatral. En definitiva, es urgente llevar a cabo una labor intensa de curación de contenidos en relación con la pedagogía de las artes escénicas.
En segundo lugar, gracias a todo este trabajo previo de curación que nos llevará a conjuntar personas, compartir metodologías y reflexiones podremos avanzar con entrevistas online, webinars, y una socialización rica en la red que haga que la pedagogía teatral en el mundo digital ayude a compensar la labor socializadora que en su momento ejercía la escuela presencial. A diferencia de las corrientes de moda actualmente en estados Unidos y algunos países nórdicos como los homeschooling, una forma de enseñanza elitista, nosotros proponemos que la formación de los talleristas en pedagogía teatral con instrumentos digitales ayude a recuperar a los alumnos, de todos los niveles socioeconómicos en las redes sociales en las que ellos se encuentran cómodos. En este sentido, hemos sufrido a causa del confinamiento una suspensión del encuentro teatral de jóvenes y los social media no han ofrecido la posibilidad de realizar webinars en Instagram, en los que participaron los profesores-directores de cada una de las propuestas y su alumnado.
En tercer lugar, después de poner en práctica esta didáctica de la dramatización con elementos digitales, deberemos documentar los procesos, visibilizar las buenas prácticas y proponer actividades de evaluación creativa con instrumentos digitales. Este proceso nos servirá no solo para mejorar la metodología, sino para contribuir a una formación de la escuela de jóvenes espectadores críticos, creativos y con conciencia social.
En este punto, podremos preguntarnos por dónde empezamos la formación del profesorado de artes escénicas con instrumentos digitales. Y la respuesta es muy sencilla en primer un primer momento, en lugar de TIC deberíamos hablar de TAC, es decir, tecnologías para el aprendizaje y la colaboración. Una vez que tengamos claro esto podemos pensar cómo trasladar la estructura de un taller de dramatización-teatro con artefactos digitales tal como existen ya en la red aplicaciones educativas para cada uno de las categorías de objetivos de la taxonomía de Bloom. Es decir, deberemos aprender a utilizar los artefactos digitales para enseñar nuestra materia y cuáles se adecuan a cada momento y cada individuo. Algunos de estos artefactos claves serán los podcasts, los videotutoriales, las líneas del tiempo, las infografías, los mapas mentales, etc.
Además, el profesorado no tendrá suficiente con conocer el manejo de estos artefactos digitales, sino que lo importante es tener presente cuál es la finalidad de la enseñanza y el aprendizaje. Es decir, tiene que ser un aprendizaje dialógico, interdisciplinar, un aprendizaje centrado en el otro y que tenga como finalidad un servicio a la comunidad. En este sentido, es necesario que el profesorado conozca metodologías como el ABP, el AyS, el aprendizaje cooperativo, etc. Y, además, sepa adaptarlas a su ejecución en red.
Por último, deberemos estar atentos a los productos elaborados por el alumnado y aprovechar la potencialidad del mundo digital para la compartirlos en red. Somos consciente que la única manera de aprender es aprender haciendo y aprendiendo con y de los pares. Es decir, debemos pasar de la verticalidad a la horizontalidad.
Tenemos un largo camino para investigar, pero uno de los elementos que no debemos olvidar nunca es cómo trasladar a la virtualidad los elementos esenciales del teatro que se basan en la presencialidad, la convivencia y el deseo y la necesidad de estar juntos. Por ejemplo, deberemos investigar cómo trasladar al mundo virtual elementos esenciales del taller de dramatización como la técnica de la mezcla, el torbellino de ideas, las dinámicas de grupo, etc.
El teatro siempre ha enfrentado las crisis y los momentos difíciles de la sociedad, proponiendo preguntas o alternativas que en este caso vendrían dadas por el hecho de que el conocimiento es una construcción social y se elabora con los otros.Y ahora desde las redes.